26 de febrero de 2009

30 SEMANAS DE EMBARAZO








Tu bebé tiene el tamaño de un repollo (col). Mide alrededor de 39 centímetros y ahora pesa casi unos 1,4 kilos . Está flotando en casi medio litro de líquido amniótico, pero ese volumen disminuirá a medida que crezca y ocupe todo el útero. Ahora puede distinguir entre la luz y la oscuridad, e incluso puede seguir con sus ojitos una luz que se mueve! Cuando nazca, mantendrá los ojos cerrados la mayor parte del tiempo, pero cuando los abra, responderán a los cambios de luz. Sin embargo, sólo podrá ver las cosas que tenga a unas pulgadas o centímetros de su rostro. Pero no te preocupes, porque cuando lo tengas en brazos, ¡a ti te verá perfectamente!Su cerebro ha crecido y se acomoda al tamaño de la cabeza. Sus pulmones continúan madurando y produciendo surfactante, imprescindible para que al nacer pueda respirar por sí solo.Suele jugar con el cordón umbilical, ¡como si fuera una cuerda para saltar!. Además ya comienza a buscar la posición definitiva que tendrá al nacer. La mayoría de los bebés se ubican con la cabeza hacia abajo, pero algunos deciden no hacerlo, ya sea porque se acuerdan tarde de girar y el útero ya no lo permite, o bien porque se hallan enredados con el cordón umbilical o el mismo resulta corto, limitando su movilidad.La piel del bebé se está tornando más tersa al depositarse capas de grasa en todo el cuerpo. Esa grasa le ayudará al bebé a regular su temperatura corporal después del nacimiento. Las uñas de las manos y los pies y las pestañas están totalmente formados y siguen creciendo.

Cambios en el cuerpo

Como la cabeza de tu bebé está buscando su posición definitiva sobre el pubis, esto incrementa sus movimientos y en consecuencia tus molestias, dolor y presión sobre el pubis acompañados con contracciones.La presión de la cabecita del bebé en la vejiga puede provocar también molestias urinarias o una necesidad imperiosa de orinar en los momentos menos oportunos. Incluso a veces pueden escaparse chorritos de orina al reírte, estornudar o toser.Es bueno realizar los ejercicios para los músculos del piso pelviano, llamados ejercicios de Kegel, que también te ayudarán para el momento del parto y el postparto.Los ejercicios Kegel, que consisten en contraer y relajar los músculos que están alrededor de tu vagina y ano, como si estuvieras intentado detener el chorrito de la orina, pueden evitar la incontinencia urinaria después del parto. La incontinencia significa que a veces no puedes retener la orina y se te escapan unas gotitas cuando haces un esfuerzo, o cuando toses o estornudas. Al hacer ejercicios Kegel fortaleces y tonificas los músculos del suelo pélvico, que sujetan la vejiga, y esto puede compensar el estiramiento que produce la presión del útero agrandado durante tu embarazo. Hacer tan solo 30 ejercicios al día puede prevenir la incontinencia urinaria
Puede que te sientas un poco cansada estos días, especialmente si tienes problemas para dormir. Quizás también te sientas torpe, lo que es perfectamente normal. No solamente tienes ahora mucho más peso, sino que ese peso extra está afectando tu capacidad de mantener el equilibrio, y por si fuera poco, las articulaciones están más flojas debido a las hormonas del embarazo.
¿Recuerdas esos cambios de humor que tuviste al principio del embarazo? Ahora la combinación de las molestias de este trimestre con los cambios hormonales te pueden hacer sentir de nuevo los altibajos emocionales de los primeros meses. Además, es posible que ahora tengas más preocupaciones sobre cómo será el parto, que cada vez está más cerca, y sobre si serás una buena mamá o no. Aunque todo esto es normal, si sientes que cada vez estás más triste o irritable, habla con tu doctor o comadrona. Podrías estar entre el 10 por ciento de mujeres embarazadas que sufren depresión en la última parte del embarazo.

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