El parto y nacimiento son el principio y punto de partida de la vida y son, por ello, procesos que afectan al resto de la existencia humana. De ahí que la humanización del parto constituye una necesidad urgente y evidente. Por tanto, creemos firmemente que la aplicación de la humanización en los cuidados que se proveen al comienzo de la vida humana será determinante y definitiva para las sociedades futuras.” Declaración de Ceará sobre la humanización del parto, Fortaleza –Brasil 2002 La humanidad ha sabido, por miles de años, reconocer sus procesos fisiológicos y actuar acorde con la naturaleza. La industrialización y la medicalización de nuestras sociedades nos ha llevado a una separación de esa sabiduría y a cometer actos absurdos, peligrosos y denigrantes. Es sabido que la tecnología ha salvado muchas vidas, pero también es sabido que ha ocasionado muchas muertes. El parto humanizado no va en contra de la tecnología; va en contra de la mala utilización que en la mayoría de las instituciones médicas de América Latina se hace de ella. La propuesta de humanización del parto y el nacimiento se basa en el respeto a los derechos humanos, busca cambiar la idea de que el embarazo y el parto son una enfermedad y, sobre todo, es un requisito para un parto saludable y una bienvenida amorosa a las nuevas personas que llegan a este mundo. La pregunta no es si esos cambios son necesarios y si deben hacerse, sino cuándo se harán. La humanización del parto y el nacimiento es un movimiento mundial que poco a poco va creciendo y obteniendo el reconocimiento de cada vez más personas en el mundo y, lentamente, va ganando espacio entre los organismos estatales y multilaterales relacionados con la salud y la infancia. La Red Latinoamericana y del Caribe por la Humanización del Parto y el Nacimiento ha elaborado algunos pasos que deberán darse pronto en todos los países de la región para poder ir hacia un futuro en donde los partos y los nacimientos den vida a una nueva sociedad. Recordemos que “cambiar la forma de nacer cambia la forma de vivir”. Pasos para el parto y nacimiento humanizados Hacer respetar los derechos y el rol protagónico de la mujer que pare y el bebé que nace. La humanización del parto y el nacimiento se basa en el respeto a los derechos humanos. Específicamente, respetar los derechos de las madres y de sus bebés es una condición básica para el parto humanizado y debería ser reseptado en cualquier centro de salud o lugar donde se atiendan partos. Erradicar todas las formas de violencia en la atención del embarazo, parto y nacimiento. Se debe formar y capacitar al personal de salud, tanto profesional como administrativo, con el fin de humanizar la atención, para que respete y dignifique a las mujeres en su calidad de usuarias de los servicios de salud. La rutina diaria del personal de salud nunca deberá justificar situaciones de violencia hacia las mujeres. Eliminemos la violencia creando ambientes agradables donde las mujeres se sientan amadas, acompañadas, respetadas, en su intimidad, que pueden expresar sus necesidades logrando ser las verdaderas protagonistas de su maternidad. Fomentar, mejorar y crear mecanismos de denuncia al alcance de las mujeres. Todo sistema de salud debe ser autocrítico y para mejorar permanentemente sus servicios debe incorporar las críticas, recomendaciones y denuncias realizadas por las usuarias. Las mujeres deben sentirse apoyadas y estimuladas a denunciar servicios y/o prestadores de salud que no brindan una atención de calidad. Crear espacios para la participación activa de las mujeres en la atención materno-perinatal y en la elaboración y evaluación de políticas. Solo con una verdadera participación de las usuarias de los servicios podrá establecerse un sistema democrático en donde el servicio está en constante mejoría y avance a favor de toda la sociedad. No es suficiente solamente brindar la información a las usuarias sobre el tipo de servicio que recibirán. Se deben crear instancias permanentes y abiertas donde se establezcan diálogos entre el personal de salud, la administración de las instituciones médicas y las usuarias para que las sugerencias de todas las partes puedan ser incorporadas en las normas o políticas nacionales relacionadas con la atención materno-perinatal. Revisar las tecnologías utilizadas y evaluar las nuevas antes de su incorporación en la atención materno-infantil. Las personas involucradas en la atención materna y perinatal deben evaluar la tecnología utilizada en la actualidad y tener rigurosidad a la hora de incorporar nuevas tecnologías. Luego de introduciras esas tecnologías es muy dificil dejar de usarlas aunque se demuestre que son inútiles. Por eso se debe exigir amplias investigaciones sobre la eficiencia y eficacia de los métodos antes de su introducción, comparando con otros métodos tradicionales y biológicos, de menor impacto para poder elegir con base en criterios científicos y de mayor utilidad real para la mujer, protagonista del proceso. Lograr una atenciòn del embarazo, parto y nacimiento integral, de calidad y sin discriminaciones. La mujer debe estar involucrada en sus cuidados y en el proceso de su atención, debe conocer en profundidad el proceso reproductivo y las mejores evidencias científicas que mejoren los resultados en su salud reproductiva, esto se logra a través de conocimientos y aplicación por parte de la pareja de conductas y cuidados apropiados. Se debe facilitar que la mujer pueda elegir y mantener el mismo grupo de profesionales que la asitió durante todo el proceso de su gestación, para que la acompañe en el parto, permitiéndole seleccionar el lugar en que será asistido su parto. Buscar alternativas y opciones diferentes para la atención del embarazo, parto y nacimiento. La mayoría de los países con los más bajos índices de morbi-mortalidad materno infantil son aquéllos que han incluido en los sistemas de atención del parto casas especiales o “maternidades” y el parto en casa. Estos sistemas han demostrado que ahorran recursos económicos ya que no se abusa de las nuevas y costosas tecnologías que se aplican indiscriminadamente en los lugares de atención en la actualidad. Se pueden crear espacios “humanizados” en los hospitales lejos de los espacios dedicados a las enfermedades como un primer paso. El objetivo es que las mujeres y sus familias tengan opciones para elegir verdaderamente la forma en que será atendido su parto. Capacitar de manera permanente (con evidencia científica y sabiduría ancestral) a las personas encargadas de los servicios de salud. El equipo de salud debe basar su práctica clínica en las mejores evidencias científicas disponibles y aplicarlas. Deben además revisar en forma frecuente y periódica la literatura científica para actualizar su conocimiento y brindar así la mejor atención. Debería incluirse en las universidades públicas (y alentar a las privadas) a la creación o mejora de las carreras para formación de parteras profesionales. Aquí es clave la inclusión de las parteras empíricas como parte del cuerpo docente. No trayéndolas a las universidades sino, más bien, llevando a las estudiantes a las comunidades a visitar y aprender de su forma de ver la profesión y la vida. Uno de los mecanismos es la retroalimentación en la formación. Tanto se puede aprender como enseñar y en el intercambio de las capacidades y nociones del oficio está el aprendizaje mutuo. Conocer la realidad de la atención del parto y el nacimiento. Para poder proponer nuevas formas de atención del parto es necesario conocer a profundidad la realidad en las salas de parto de los hospitales. Esto no se logra leyendo en papeles el funcionamiento de las instituciones de salud. Esto solo se puede lograr si hay una investigación inter y multidisciplinaria que incluya la visión de las usuarias como la principal fuente de información, ya que son ellas las que realmente viven esa experiencia. Estas investigaciones ayudarán a proponer nuevas alternativas, basadas en las costumbres, necesidades y expectativas de las mujeres de cada localidad o región. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Ellos dejaron su opinion sobre esta entrada y vos ?