¿Adiós Pañales?
Que el bebé deje de usar pañales es un hito indudable de su crecimiento, pero no siempre es fácil reconocer cuándo es momento de ayudarlo en esta transición.
“Cuando mis dos primeros hijos cumplieron los dos años, al llegar el verano comenzaba con la titánica tarea de enseñarles a dejar el pañal. Cada uno me llevó meses de agotamiento, sudor y lágrimas. Con los últimos dos hijos, con sólo acordarme de aquellos esfuerzos ya me agotaba, con lo cual decidí esperar a que el proceso se diera solo. ¡Podés creer que terminaron dejando los pañales a la misma edad que sus hermanos mayores!”, cuenta Sarita, experimentada madre de cuatro.
La experiencia de esta mamá sirve para desterrar un mito: el verano no es la mejor época para este proceso, ni es algo que deba iniciarse con el segundo cumpleaños necesariamente. Si bien a partir de esta edad se considera que un bebé puede estar suficientemente maduro para controlar esfínteres, la fecha en que finalmente ocurre depende del tiempo propio de cada bebé. No es algo que pueda aprenderse ni enseñarse, como a andar en bicicleta o a usar los cubiertos.
Al igual que con los primeros pasos y palabras, sólo queda esperar que lleguen o, a lo sumo, favorecer las condiciones para su aparición.
Entonces, el quid de esta cuestión parece radicar en detectar cuándo el bebé esta listo. La madre podrá basarse en una serie de signos sencillos.
Para empezar, el bebé hablará sobre el tema. Ya sea porque avisa cuando él mismo hace o porque lo señala en los demás, es un indicador de que ha tomado conciencia de estos procesos. Además, de distintas maneras, manifestará querer estar limpio: no soportará tener el pañal mojado o sucio, pedirá que se lo cambien y quizás hasta se negará a que le pongan uno nuevo. En plena edad de imitación, probablemente querrá copiar a los más grandes en sus hábitos para ir al baño. Por último, sólo será exitosa esta misión si ya sabe desvestirse solo.
Cuando el bebé muestre estos síntomas, el primer paso será traer una pelela a la casa (puede ser una pelela propiamente o un adaptador del inodoro) y sentarlo un par de veces por día. En todo este proceso no debe haber ni presiones ni críticas por parte de los adultos. Una segunda medida es sacarle los pañales algunas horas por día. Buenas maneras de ayudarlo y acompañarlo son: darle una dieta rica en fibras –por ejemplo, una manzana por día–, hacer que beba mucha agua, y vestirlo con ropa fácil de sacar y poner, sin cierres, botones o tiradores.
Si todo viene bien, irá alcanzando distintas conquistas y –al cabo de un tiempo que puede variar entre las dos semanas y los seis meses– estará perfectamente preparado para usar el inodoro, tanto en su casa como en otros lugares, de día y de noche. Además de enseñarle a usar la pelela, en este entrenamiento deben incluirse tareas asociadas, como vestirse y desvestirse bien, secarse y –fundamental– lavarse bien las manos cada vez que va a al baño.
Si en algún punto el proceso se trunca, no sirve de nada insistir: será cuestión de olvidarse del tema y reflotarlo unos meses más adelante. También puede ocurrir que un chico perfectamente encarrillado en el proceso vuelva a hacerse encima por un cambio en su vida, como una mudanza o el comienzo del jardín. Hasta los cuatro años es común que tenga “accidentes” de manera ocasional.
Para tranquilidad de la madre y del bebé, nunca debe acelerarse el tiempo natural de cada uno. En este caso, como en muchos otros, “los de afuera son de palo”. Ni los dos años, ni el verano son el momento ideal para hacerlo si el bebé no está preparado. Ya la Naturaleza mostrará sus signos en cada bebé y los papás podrán detectar cómo ayudarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Ellos dejaron su opinion sobre esta entrada y vos ?