Parirás con Poder
Por Roxana Sanda
Parir siempre constituyó parte del mundo de las mujeres y siempre existieron “comadronas” para asistirlas, “sin embargo los hombres necesitan estar en el centro y controlar y manejar todo lo que ocurre a su alrededor”, acierta Wagner en tanto el manejo de la situación queda en manos de un médico que desarrolla el papel activo sobre una parturienta despojada del control de su propio parto. “No queríamos eso para Valentina”, se espantan Laura y Martín, de sólo pensar que esa beba de mes y medio que comparten entre brazos estuvo a poco de ser alumbrada sobre una camilla metálica, entre las piernas de su madre heladas de frío, los cuerpos sometidos por impaciencia de neonatólogos al roce carnal de lo que apenas dura un suspiro. “Era la llegada de nuestra primera hija y como no sabíamos mucho, pensamos tenerlo de la manera tradicional –dice Martín–, pero en la clínica privada donde nos atendíamos nos daban cinco minutos para preguntar, el obstetra ni me miraba, tenía un discurso provocativo, del tipo ‘ya van a ver’. Todo era muy atemorizante y llegamos a los seis meses de embarazo sintiéndonos muy desamparados.” Una conocida los contactó con Marina, “Desde el primer día nos impactó el conocimiento, la calidez y la humildad de las parteras, y esa mirada femenina no interventiva, respetuosa de la pareja, sin paternalismos ni bajada de línea, sin suficiencia”, sonríe Laura, todavía sorprendida por “ese tiempo que dejó de ser cronológico para convertirse en vivencial”, desde el minuto de la primera contracción, a las tres de la mañana, hasta la llegada de Valentina a este mundo, cerca del mediodía.“Nuestros cuerpos se mantuvieron juntos durante casi todo el trabajo de parto: éramos uno solo sintiendo activarse una parte animal, casi sexual, totalmente desconocida hasta ese momento”, se emociona Laura. “Te sentís poderosa y a la vez contenida por esas parteras que saben cómo decodificar lo que te va sucediendo” en esta forma de nacer, que sugiere continuidad antes que ruptura, postración y ese silencio de seudorrecogimiento que trasuntan los pasillos hospitalarios. “Veinte minutos después del parto estábamos tomando mate en la cama y una hora más tarde me levanté para meter en el lavarropas las toallas que habíamos utilizado. Me siento orgullosa de haber podido contra tantos miedos y agradecida por haber vivido esa instancia única de sentir que no somos enfermas, sino mujeres dueñas de nuestros partos.”
El Poder Natural de la Mujer
Por Vicki Noble
“El ejemplo mas obvio de cuánto nos hemos apartado de nuestras raíces orgánicas como comunidad femenina lo constituyen, en nuestra cultura actual, las prácticas relacionadas con los nacimientos.
Las mujeres hemos llegado a creer que no sabemos cómo tener bebés. El hecho nos inspira temor, nos aterroriza, y buscamos la ayuda de los “expertos” para hacerlo bien. Ingresamos en ambientes esterilizados, inhóspitos, alejados de nuestro hogar y nuestra familia, a fin de yacer con los pies levantados para que un técnico extraiga el bebé de nuestro cuerpo. Nos hemos convencido de que, si lo hacemos de otra manera, pondremos en peligro a los niños que traermos al mundo, que los perjudicaremos y apareceremos como unas irresponsables ante nuestros hijos. De modo que, sumisamente, aceptamos los consejos del Médico Todopoderoso y su personal de guardapolvo blanco y, consecuentemente, sobrellevamos en nuestro parto un alto “grado de complicaciones”. Vamos al hospital para hallarnos “seguras”, para ingerir drogas que nos “ayudarán” a hacerlo mejor; seguimos las indicaciones y nos rasuran las partes pudendas, para que al “desgarrarnos” no contaminemos a nuestro hijo.
¿Dónde está el animal que hay en nosotras? ¿Qué se ha hecho de nuestro instinto natural? ¿Cómo imaginamos que han nacido bebés durante todos estos milenios, antes de que inventáramos los hospitales y que los hombres se ocuparan de los partos? Es como si sufriéramos de amnesia; simplemente, no recordamos”.
Hola Débora, vengo porque dejaste un comment en el blog de Caro (todotejido)...
ResponderEliminarEstuve paseando por tu blog, no te voy a decir que leí toooodo, pero si bastante. Estoy a favor y hago lo poquito que puedo (por ahora) por defender y dar a conocer el parto libre y respetado. Por eso creo que nos entenderemos muy bien :)
Veo que sos de Mendoza, y que hace relativamente poco (año y medio creo decia el post, ya debe ser un poquito más) estan trabajando con el parto humanizado en la clinica de Las heras (?)... Felicidades por eso!!! Como bien contas, las mujeres confiamos en los médicos, es loable para mi que los médicos empiecen a devolver la confianza a las mismas mujeres :) De a poco entre todas recuperaremos el poder perdido, para bien de todos.
Un abrazo grande! Felicidades por tu labor con respeto!
Hola! muchas gracias por tu comentario, al igual que jime confieso que mire todo tu blog pero solo lei un poco, y me super interesa todo!!! yo ahora en unos dias comenzare con el curso de preparto y luego te cuento como me va... la verdad es que no puedo decir que no siento miedo... pero tampoco puedo ponerme demasiado nerviosa ya que eso no me ayuda, espero tener un buen parto... bueno te dejo muchos besos y te agrego a mis links asi te visito mas frecuentemente.
ResponderEliminarSaluditos
muchas gracias y espero que este blog les sirva para perder esos mieditos!!!
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